El temor a aumentar
de peso tras dejar de fumar suele representar un freno.
Menos mal que subir de peso no es una fatalidad en sí mismo. Existen unos
principios sencillos de aplicar a diario que permiten no tener que compensar la
falta de tabaco con la comida.
Consejos para mantener un peso saludable al
dejar de fumar
Lo primero es no intentar
hacerlo todo al mismo tiempo. Hacer un régimen es difícil; dejar de fumar es
muy difícil; pero comenzar estos dos procesos al mismo tiempo es lo ideal para
que las dos cosas fracasen.
Dejar de fumar debe
ir acompañado de cambios de hábitos, incluida la alimentación. A la espera de
comenzar un auténtico régimen
hipocalórico tras varios meses sin tabaco, se puede empezar equilibrando
mejor la alimentación. No conviene olvidar que un 20% de los fumadores que
dejan el consumo de tabaco no engordan nada, y que incluso un 30% consigue
adelgazar.
Comer tres platos al día es imprescindible. La sensación de
hambre debe evitarse en todo momento, para no tener que reemplazar el cigarro
por el picoteo. Es necesario que cada una de las comidas ofrezca la energía
necesaria para no tener hambre hasta la ingesta siguiente.
En caso de falta de energía –alimentación insuficiente–, el
hambre conllevará frustración, ansiedad, ganas de tomar azúcar, riesgo de
picoteo o de fumar un cigarrillo. Para
la misma razón, se debe vigilar para que el tiempo entre comidas no sea
demasiado grande: no más de 6 horas entre comidas, en caso contrario se puede
incluir una pequeña colación.
Comer lentamente: la sensación de saciedad aparece a partir de
los 20 minutos. Por eso, conviene esperar entre 5 y 20 segundos entre cada
bocado. Ciertamente es algo pesado, pero al fin de cuentas muy eficaz. Se puede
establecer el objetivo en cada comida de terminar siempre el último, o de
acomodar el ritmo al del invitado más lento de todos los presentes. No se debe
dudar a la hora de pedir al entorno que nos ayude a ralentizar la ingesta, en
caso de que vean que se va muy rápido.
Practicar deporte para no engordar
Comenzar una actividad física al gusto puede sernos de gran
ayuda. Si algo no nos gusta, el riesgo de dejar esta actividad tras algunas
semanas de práctica es casi ineluctable.
·
La actividad física en casa: No hay excusas para no practicar
bicicleta estática si llueve fuera. Se debe crear un ambiente favorable: botella
de agua cerca, colocar la bicicleta delante del televisor o del ordenador,
programa de televisión preferido durante la sesión, al tiempo que se le echa un
ojo a los niños o a la comida que está en el fuego. Este deporte es ideal para
el invierno, las personas que son más caseras o con un horario demasiado
cargado.
·
La natación: Para los amantes del agua, la actividad adecuada para
hacer trabajar todos los músculos con suavidad y proteger las articulaciones es
ir a nadar. No hay más que ver la cantidad de actividades que se pueden
realizar en el agua: aquagym, aquabiking... Además el efecto
anticelulítico está garantizado.
·
El gimnasio: Entre las clases colectivas y los aparatos individuales,
son muchas las posibilidades que se ofrecen para mantenerse en forma. Mezcla de
cardio y de musculación, ideal para trabajar todo el cuerpo. Lo mejor es
someterse a las órdenes de un coach, para motivarse y aprender
correctamente la práctica de cada ejercicio.
·
Los clubs de deporte: Zumba, gimnasia sueca, fútbol, etc. Son muchas
las actividades que se pueden elegir para pasar buenos ratos con personas con
una misma sensibilidad. Lo más importante: la asiduidad que imponen los
horarios semanales.
Sin duda alguna, es posible que haya un aumento de peso al dejar de fumar, pero también es importante
tener en cuenta otros factores –como la alimentación y el ejercicio– para que
nuestro nuevo hábito saludable sea todo un éxito.
Fuente: IMujer
Fuente: IMujer
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